Nunca se nos acaban las razones que daros para visitar Berlín. Hoy, os contaremos un nuevo atractivo turístico para que, si todavía estáis dudando, os decidáis definitivamente por volar a esta ciudad alemana en vuestras próximas vacaciones. Y es que, nunca es suficiente Berlín si lo que quieres es descubrirlo a fondo.
Muy cerca de la capital se encuentra uno de los destinos turísticos más auténticos, clásicos, bellos e imprescindibles del país teutón. Hablamos de Potsdam, capital del estado federado de Brandeburgo. Se encuentra tan solo a un tren de corta distancia de la ciudad de Berlín, con un muy fácil acceso para el turista. Por lo que no tienes excusa para descubrir las maravillas arquitectónicas que esconde el parque de Sanssouci .
Desde que el rey Federico el Grande decidiera construir su residencia aquí, entre jardines y viñedos, las construcciones anexas se multiplicaron en forma de grandes palacios barrocos y rococós, de profusa decoración y lujosos ornamentos. Es por su autenticidad, su colorido y belleza extrema que todo el conjunto del parque de Sanssouci ha sido denominado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Hoy nos centraremos, entre sus tantos palacios, en uno solo en particular: el Palacio de Orangerie. Construido en un largo período que va desde el año de 1851 a 1864, lleva la firma de los arquitectos Ludwig Ferdinand Hesse y Friedrich August Stiller.
Este precioso palacio, fue construido en un principio con la finalidad de servir de vivienda para Federico Guillermo IV de Prusia (comúnmente conocido como el Romántico en el Trono). Fue diseñado con una clara inspiración italiana, a semejanza de la Villa Medici situada en la ciudad de Roma o de la galería Uffizi de Florencia, entre otras.
Aunque se encuentre rodeada de tanto edificio suntuoso, no te preocupes por que pueda pasársete por alto el Palacio de Orangerie: su llamativa fachada, llega a cubrir aproximadamente unos 300 m de largo. Sus cuidados jardines fueron inspirados en aquellos que se pueden observar en determinados palacios italianos renacentistas.
Pero la belleza del parque se Sanssouci no se puede apreciar sólo desde sus jardines, por muy oníricos que resulten a la vista. La verdadera sorpresa se encuentra tras las paredes de sus palacios, ricamente ornamentados como los más fastuosos palacios construidos en el siglo XVIII. Realmente, no tienen comparación. Son múltiples los salones que nos llamarán la atención en el interior del Palacio de la Orangerie. El Salón Raffael, por ejemplo, tiene dos plantas. Al igual que el Salón del Museo, el cual en cambio guarda unas interesantes paredes cubiertas por seda con color rojo, entorno que sirve de fondo para exhibir a las más de 50 copias de obras de arte pertenecientes al renacimiento.