Vista panorámica de Ratisbona, Regensburg, en Baviera
Regensburg, Ratisbona en español, ha sido considerada la ciudad medieval mejor conservada de Europa Central. A ello ha contribuido la casi inexistente industrialización que la libró de bombardeos en los conflictos bélicos.
Sin embargo Ratisbona ha sido la sede imperial de diversas generaciones de emperadores y, en ella, nació Juan de Austria, el hijo natural de Carlos V y Bárbara Blomberg.
Un paseo, una estancia, unas vacaciones en esta ciudad se pueden convertir en un viaje inolvidable, a través de la historia, desde su fundación por los romanos, hasta el descubrimiento de una ciudad moderna, llena de actividades, ferias y congresos.
Porta Praetoria. (wikimedia commons)Situada en un marco incomparable, en la confluencia de los rios Danubio y Regen, en las inmediaciones se puede descubrir que ya fue poblada desde la edad de piedra y los celtas dejaron su huella dándole nombre, Radasbona, pero la ciudad actual fue fundada por los romanos, que pusieron la primera piedra en el año 179 DC, sobre una anterior fortificación del año 90. “Castra Regina” (Fortificación del Río Regen), la llamaron ellos y allí se asentó la III Legión Itálica bajo el mandato del emperador Marco Aurelio.
Porta Praetoria. (wikimedia commons)
Casi 183 Ha del casco antiguo de esta antigua ciudad de Baviera han sido consideradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el 2006. Esta declaración incluye los restos romanos, entre los que destaca la “Porta Pretoria”, que servía de acceso al interior de las murallas, edificios románicos y góticos, el “Puente de Piedra” (Steinerne Brücke), que cruza el Danubio desde 1146 durante 300 metros asentados sobre 15 imponentes arcos de piedra, así como las innumerables casas e iglesias que conforman este barrio hasta un total de más de 1400 monumentos, con casi 2000 años de historia.
Llena de museos y colecciones, destaca por encima de todos, el Museo Municipal, con más de 100 salas dedicadas a mostrar la milenaria historia de la ciudad, desde el paleolítico hasta la habilidad artesanal contemporánea de sus habitantes. El resto de museos y colecciones, más de doce, conforman un variopinto surtido, entre secular y religioso que van desde la navegación sobre el Danubio, hasta la vida e investigación del astrónomo Juan Kepler, pasando por la justicia medieval la historia natural o el arte moderno.
St Peter Dom, la Catedral de San Pedro de Ratisbona (wikimedia commons)Entre los espectaculares vestigios de las distintas épocas, conformados por monumentos y edificios de toda clase, destacan el portal románico Schottenportal, la catedral de San Pedro de Ratisbona, con su torre de 105 metros de altura, el único ejemplo de gótico catedralicio francés al este del Rin y cuyo número de vidrieras medievales es único en Alemania, el antiguo ayuntamiento, los patios interiores y las capillas en las casas patricias medievales o el palacio de los príncipes de Thurn und Taxis. Este palacio, llamado de St. Emmeram, se convertirá en un hotel de 5 estrellas, previsto para el 2010, aunque seguirá residiendo en él, como sede de la dinastía, la familia principesca. El Palacio, que anteriormente había sido un convento, tiene más de 500 habitaciones.
St Peter Dom, la Catedral de San Pedro de Ratisbona (wikimedia commons)
Ratisbona también se hizo famosa en 1809, dado que el día 23 de abril de ese año resultó herido Napoleón Bonaparte en la toma de esta ciudad.
A unos 10 kilómetros de la ciudad, siguiendo el Danubio, se encuentra el monumento llamado Walhalla, tomando el nombre del Olimpo teutónico y diseñado sobre la base del Partenón griego, que fue ideado por Ludwig I de Baviera en 1807 y es un recordatorio de la historia alemana a través de 1,800 años, habiendo sido inaugurado el 18 de octubre de 1842.
Walhalla, 1800 años de historia. (wikimedia commons)Por otro lado las torres, las casas de alegres colores y los arcos de los portales en la ciudad crean un encanto sureño, razón por la cual la metrópoli a orillas del Danubio es considerada “la más norteña de las ciudades italianas”.
Walhalla, 1800 años de historia. (wikimedia commons)
Como ciudad ribereña a orillas de un gran río como es el Danubio, ofrece numerosos e inagotables atractivos, desde tranquilos y seductores paseos arbolados, construidos por los príncipes Thurn und Taxis, hace unos 200 años, las dos islas que hay en el río, o las distintas rutas que se pueden recorrer en todas direcciones, desde el fértil llano “Gäuboden” al este (con lagos para bañarse y palacios rurales dormidos), a las estribaciones del bosque bávaro al norte (con senderos para caminar, uno incluso a través del “infierno”), pasando por el Jura al oeste (con románticos valles rocosos y molinos antiguos) o, al sur, el tranquilizante vaivén de los caminos que suben y bajan por la suaves colinas.
Wolfgang Amadeus Mozart escribió el 28 de septiembre de 1790 a su esposa doña Konstanze: “En Ratisbona tuvimos un almuerzo delicioso, música de mesa divina, hospitalidad inglesa y un maravilloso vino del Mosela.”
Un típico Imbiss de Baviera.En la actualidad, Ratisbona, nos puede ofrecer, incluso, mucho más, desde las dos ferias que se realizan en la ciudad antigua y las fiestas medievales en verano, la temporada teatral que abarca el otoño y el invierno, el mercado de navidad, los conciertos, de Mozart a Henze y de música bávara a Jazz, o los encantos de una activa ciudad universitaria donde la cultura y las ganas de vivir han encontrado su hogar.
Un típico Imbiss de Baviera.
En cuanto a la gastronomía, solo con decir que está situada en plena Baviera, nos evoca los tradicionales platos bávaros, sus especialidades en forma de salchicha, sus ricas cervezas, la variedad local de vino, una rareza exquisita y excelente. Su cocina, básica, fundamentada en el gusto de los labradores que antaño cuidaban los campos de Baviera, con abundante carne especiada, frecuentemente servida asada acompañada de los platos de pasta y harina o de unos apetitosos Semmelknödel
Una costumbre bávara muy frecuente es el denominado Brotzeit, que se realiza en la mayoría de los Imbiss, y es una parada entre el desayuno y el almuerzo en el que se come un aperitivo.
Preciosa panorámica desde el Danubio, con el Puente de Piedra a la izquierda (wikimedia commons)