Entre panoramas de rocas cortadas a pique y el blanco de las nieves eternas de la Cordillera de los Andes, se encuentra la línea ferroviaria más alta del mundo. Inicialmente un ramal comercial, ahora es exclusivamente turístico y de traslado de lugareños entre los distintos pueblos de la Puna salteña.
El tren turístico, llamado el Tren de las Nubes, nace en la localidad de San Antonio de los Cobres, a 3.748 km sobre el nivel del mar, y de allí empieza a subir hasta alcanzar una altura superior a los 4.200 m.s.n.m.
El paisaje, como no podía ser de otra manera, es encantador, y se destaca el viaducto en curva de La Polvorilla, una obra maestra de la ingeniería argentina, que no es otra cosa que un puente ferroviario por sobre el río y quebrada homónimo que se levanta a 64 metros de altura y tiene una longitud total de 238 metros. Es como si el tren estuviera volando sobre las angostas vías.
Pero no es el único viaducto del recorrido. Entre otros, encontramos a los de Pocitos y Arizaro. Este último tiene 4.500 m de longitud y atraviesa un dilatado salar donde se hallan los Cerros de Sal, verdaderos monumentos naturales. Sin duda, un lugar imperdible de la hermosa Argentina
