El acueducto de Les Ferreres, también llamado Pont del Diable en catalán, es considerado Patrimonio mundial por la UNESCO. Construida por los romanos en el siglo I después de Cristo, esta ciudad ubicada a las afueras de Tarragona, tuvo la importante misión de suministrar agua a dicha ciudad por medio del río Francolí.
Se aprovechó la pendiente natural del terreno para la conducción de las aguas. Sin embargo, algunos terrenos eran insalvables y por ello fue necesaria la construcción de este acueducto. Si bien se asemeja al acueducto de Sevilla, veremos que no son gemelos. Se trata de dos niveles de arcadas, con once arcos en el nivel inferior y 25 en la parte alta. Construidas con sillares de piedras del terreno colocadas en seco, de 27 metros de altura y una longitud de alrededor de 217 metros.
Su nombre en catalán “Puente del diablo”, se lo debe a una antigua leyenda la cual dice, que fue construido por el Diablo, después de ganar una apuesta donde una bella doncella arriesgaba su alma. Originalmente el acueducto era de 25 kilómetros de extensión. Iba desde el río Gaya, descendiendo por el valle de Francolí, hasta la ciudad, allí se dividía en dos ramales una para la zona vieja y otra para la zona nueva de la ciudad. Las partes más interesantes de este acueducto era cuando se debía pasar por depresiones, en especial, el paso del barranco de Les Ferreres. Durante el reinado de Abd-el Rahman en el Siglo XVIII fue reconstruido.