Entre la avenida Diagonal y la calle Badajoz, al lado de la plaza de las Glorias, se puede encontrar uno de los rascacielos de Barcelona y por excelencia, el más representativo. Se trata de la Torre Agbar. Con 145 metros de alto y 34 platas, sin contar las 4 del subterráneo, en el año de su apertura, junio de 2005, la Torre Agbar, era el tercer edifico más alto de la ciudad y capital catalana.
La mega construcción, fue inaugurada por los reyes de España el 16 de Septiembre del 2005, con un total de 50.693 metros cuadrados de construcción, con un coste total de 130 millones de euros. Hoy día, el edificio es propiedad del grupo multinacional Agbar, con su sede corporativa en la misma torre, ocupando la mayoría de las plantas y el resto destinadas al alquiler de apartamentos en Barcelona.
La Torre Agbar, fue diseñada por Jean Nouvel, en colaboración con la firma b720 Arquitectos. Nouvel, explico la inspiración y la influencia del diseño del edificio, el cual se fundamento en uno de los principales símbolos catalanes, los campanarios de la Sagrada Familia. Igualmente explico, que este edificio se alejaría del estilo norteamericano de sus construcciones paralelepípedas.
Los materiales que se emplearon para la construcción fueron en principal instancia hormigón, acero, aluminio y vidrio.
La Torre Agbar, cuando cumplió su culminación de la construcción, creo polémica en los ciudadanos catalanes, ya que era difícil que esta estructura moderna encajara con los esquemas la ciudad de Barcelona. Sin embargo, con el paso del tiempo, la Torre, no solo se convirtió en una pieza arquitectónica que identificaba a la capital catalana, sino que además se había convertido en uno de los puntos favoritos de las rutas turísticas.
Así como el año nuevo es celebrado en la Torre Eiffel en París, la ópera de Sidney en Sidney o el Big Ben en Londres, la Torre Agbar se convirtio en esa marca publicitaria del año nuevo catalán.