En medio del gran desierto del Tibet, perdido en la gran inmensidad de la nada se levanta Shigatse, un pueblo congelado en la historia que cuenta con una pequeña-gran población de nada más y nada menos que 80.000 habitantes.
Es un destino indicado para aquellos viajeros que fascinados por la cultura oriental desean ver las maravillas del budismo, este en sin dudas “el lugar”. Sede del Monasterio de Tashilhunpo que es el centro del Lama Panchen. El cual data del año 1447 y con sus cimientos todo el bagaje de la tan especial cultura.
Por otro lado, el Monasterio de Shalu, que se encuentra situado a solo 22 kilómetros al sur del pueblo. Este es algo más antiguo que el anterior pues fue edificado en el año 1040 por un monje tibetano llamado Chetsun Sherab Jungnay.
Durante muchos siglos, fue uno de los más famosos centros de estudio y entrenamiento psicológico. Además de ser considerado el primero de los principales monasterios construidos por las familias nobles de la dinastía Tsang durante el gran renacimiento del budismo tibetano y un centro importante de la tradición Sakya. Sus pinturas murales se situaban entre las más antiguas y famosas de todo el Tíbet, maravillando al turista por la mezcla de enigma y belleza capaz de seducir al más indiferente espectador
Es un destino para enriquecer el espíritu y enaltecer el alma, y quizás reconocer desde otra perspectiva la labor y sacrificio que guía al budismo aunque solo sea por la admiración de su hostil entorno, solo ellos han sabido reinventar la belleza puertas adentro y en medio de la total desolación…admirable
