Con uno de los sky lines más simbólicos, vertiginosos y representados del globo, Nueva York es todo un símbolo mundial de ciudad cosmpolita. Tiendas de primeras marcas, amplísimas avenidas y modernos rascacielos conforman sus calles, convirtiendo su estructura urbana en todo un modelo de orden, limpieza y modernidad.
Sin embargo, entre sus cruces y avenidas a veces encontramos tesoros inesperados, y uno de ellos es la Catedral de San Patricio de la ciudad de Nueva York. Si tienes pensado volar a este clásico destino en tus próximas vacaciones, no puedes pasar por alto esta foto de postal.
Neogótica e inmaculadamente blanca, esta catedral, construida en torno a 1858, se sitúa entre las calles 50 y 51 marcando un punto inconfundible de la Quina Avenida. Con 330 pies de alto en su aguja más imponente, es la mayor representación de edificaciones católicas de toda américa del norte. Aunque la Guerra Civil y un incendio durante el siglo XIX lastraron su contstrucción, el edificio finalmente fue acabado en 1879. Cuenta con un gran órgano de George Jardine & Sons, un simbólico busto del Papa Juan Pablo II y una Piedad tres veces nayor que la de Miguel Ángel en el Vaticano.
La Catedral de San Patricio descansa junto al Rockefeller Center, punto icónico de la capital económica y famoso escenario de centenares de películas. El centro religioso aporta un contrapunto estético poderoso entre tanto edificio acristalado, y acompaña al inmenso árbol de navidad que ocupa la plaza en invierno. Además, supone la supervivencia de la espiritualidad humana entre tanto edificio comercial y empresarial en una de las mayores capitales económicas del mundo.
Al momento de su construcción, la catedral de San Patricio pretendía convertirse en un centro de referencia en altura de Nueva York, una quimera ambiciosa que duró muy poco tiempo en la ciudad de los rascacielos. Hoy, sus preciosas torres se alzan imponentes pero muy por debajo de los edificios acristalados de la capital. Construida en mármol blanco, es un monumento icónico de nueva York que no puedes pasar por alto.