Vilna es la capital y ciudad más poblada de Lituania.
Nacida a partir de una invasión de tribus bálticas, fue habitada enseguida por los eslavos, y desde el siglo XI por los hebreos. Diversas historias identifican la ciudad con Voruta, la capital del rey Mindaugas.
La ciudad fue mencionada por primera vez en forma escrita en el año 1323. El actual centro de la ciudad, era un fuerte construido sobre la cima de una colina del Ducado de Lituania. El rey de Polonia y gran duque de Lituania Ladislao II de Polonia, concede a Vilna el derecho de ser ciudad en 1387. La población de la ciudad estaba inicialmente compuesta por lituanos, pero esto se acaba con la llegada de mercaderes y artesanos de diversas nacionalidades.
Tras la Tercera partición de Polonia en 1795, Vilna fue anexada a Rusia y se convierte en la capital de una Gubérniya. Los rusos destruyeron los muros de la ciudad, en 1805 solo quedaba en pie la puerta Oriental. En 1812, la ciudad fue invadida por Napoleón durante su avanzada hacia Moscú. Después del fin de la campaña napoleónica, el Gran Ejército se retiró en el área donde miles de soldados franceses fueron sepultados en las trincheras que habían construido meses antes. Tras la Revolución de Noviembre, en 1831, la universidad fue cerrada y las represiones bloquearon el crecimiento de la ciudad. Durante la Revolución de Enero en 1863, se inició una revuelta en la ciudad contra el gobierno, que fue sofocada brutalmente por Mikhail Muravyov. Después del fin de la revuelta, las libertades ciudadanas fueron restringidas y el uso del lituano, polaco y bielorruso fueron prohibidos adoptando como lengua el ruso.
Durante la Primera Guerra Mundial, Vilna fue ocupada por los alemanes de 1915 a 1918. El 16 de febrero de 1918, fue proclamada la independencia de Lituania. Luego de la retirada de las tropas alemanas, por un breve período, la ciudad fue controlada por una unidad de autodefensas reclutada entre la población polaca de la localidad. Poco tiempo después, Vilna fue ocupada por los bolcheviques, eligiéndola como capital de la efímera República Socialista Soviética Lituano-Bielorrusa.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el gobierno soviético decide repatriar a todas las personas de origen polaco residentes en Lituania y Bielorrusia. Esta situación, junto con el exterminio de los judíos, se convirtió en las mayores causas del cambio en la demografía de la ciudad. Solo después de 1960 la población de la ciudad comenzó a crecer rápidamente gracias a la inmigración de campesinos.
El 11 de marzo de 1990, el Soviet Supremo de la República Socialista Soviética de Lituania proclamó la independencia de la URSS, restaurando la República de Lituania. Fue solo hasta agosto de 1991 que la Unión Soviética reconoce la independencia de Lituania. Desde entonces Vilna se ha considerado más como una ciudad de Europa Occidental. Muchos de los palacios y edificios, que son visitados por numerosos turistas que adquieren sus vuelos en Air Europa vuelos, han sido restaurados desde entonces.