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Castillo de Beynac

  • Francia

Ubicado en un acantilado calcáreo, se encuentra el castillo de Beynac. El edificio está a una altura de 150 metros y domina el burgo sobre la orilla derecha del río Dordoña. Es un lugar que pilla alejado a aquellos turistas que disfrutan de unas vacaciones en París pero que suele estar incluido en las rutas de los que viajan por Francia.
Es un lugar cargado de historia medieval, y en él, los visitantes pueden disfrutar de una arquitectura propia de esa época, además de que fue un espacio obligado para diversas batallas que se presentaron en esta zona de Europa.
Un verdadero destino para disfrutar de la aventura es el que ofrece este edificio. Es un lugar para aquellos que buscan emociones fuertes en sus paseos, en sus vacaciones y quieren enfrentarse a lugares poco visitados.
Además de los detalles que conforman este edificio y sus alrededores, la historia de esta construcción es tan rica que cada relato atrapa a quien la conoce.
El pasado más lejano se pierde en las leyendas aunque su nombre es atestiguado por primera vez en el año 1115, cuando varios señores del Perigord , entre los cuales se encontraba Mainard de Beynac, ofrecen sus tierras a Robert de Arbrissel, fundador de la abadía de Fontevrault. Numerosas donaciones mencionadas durante el siglo XII por el cartulario de esta abadía indican que las posesiones de la familia de Beynac se extendían sobre un considerable territorio.

El hijo de Mainard de Beynac, Adémar, que participa entre 1146 y 1148 en la Segunda Cruzada, murió en 1194 sin heredero directo, el mismo año que Ricardo Corazón de León vuelve del cautiverio. En esta época, el castrum de Beynac, dominado por una torre del homenaje rodeada por una muralla almenada y defendida por un foso, constituía un importante enclave de vigilancia del valle del río Dordoña. Era una de las plazas fuertes francesas. Esta zona de la Dordoña era la frontera entre Francia e Inglaterra; no lejos allí, del otro lado de Dordoña, el castillo de Castelnaud se encontraba en manos de los ingleses.
Muchas otras historias se presentaron en torno a la posesión del castillo. Hasta que en 1753, después de la muerte del último heredero varón, las posesiones pasan por matrimonio de su hija, a la familia de los Beaumont, que dejan abandonada la fortaleza hasta finales del siglo XIX cuando un marqués de Beaumont establece su residencia de nuevo en el castillo de Beynac y empieza un importante campaña de restauración que lo conduce a la quiebra. Sus descendentes no pueden mantener el castillo que, clasificado monumento histórico en 1944, es comprado por un particular en 1961.