La Sábana Santa de Turín (wikimedia commons)
En Turín hay muchas cosas que ver y disfrutar, como bien sabemos los amantes del fútbol. Pero, aparte de la Juventus, la ciudad, antigua capital de la dinastía de los Saboya, nos ofrece una gran variedad de edificios, monumentos y actividades, y una de las visitas obligadas pasa por la Catedral de San Juan Bautista (Duomo di San Giovani) y la Capilla de la Sábana Santa (Cappella della Sacra Sindone o Cappella del Guarini).
Vista anterior de la Catedral de Turín (wikimedia commons)Construida entre 1491 y 1498 por expreso deseo del cardenal Domenico Della Rover, la catedral es un raro ejemplo, dentro de Turín, del renacimiento. Su construcción, realizada en marmol, generalmente, se le atribuye al arquitecto toscano Meo del Caprina.
En su interior se halla una capilla de estilo barroco, obra de Guarino Guarini en el siglo XVII, a la que se accede a través del presbiterio, con una extraordinaria cúpula y en la cual se encuentra la famosa “Sábana Santa”, la reliquia de la sábana con la que se cree que fue envuelto el cuerpo de Jesucristo.
La Sábana Santa de Turín (wikimedia commons)
Vista anterior de la Catedral de Turín (wikimedia commons)
La Sábana Santa logró sobrevivir a un incendio que se declaró en la catedral en el año 1997 gracias a que un bombero, llamado Mario Trematore, pudo quebrar con su hacha el vidrio antibalas que protegía el Santo Lienzo y así, rescatarlo.
La autenticidad de la sábana ha sido objeto de numerosos estudios, tanto científicos como históricos, realizados durante más de 100 años que, aunque no han podido definirla, tampoco han logrado rebatirla definitivamente.
Detalle de una réplica de la Sábana SantaComo dicen los centros y movimientos católicos “nuestra fe como católicos no se fundamenta en la Sábana Santa. Ésta no es esencial para nuestra fe en Cristo y en Su resurrección, pero ciertamente nos ayuda a profundizar nuestro amor y devoción en aquel que por nosotros sufrió la Pasión.”
Detalle de una réplica de la Sábana Santa
También el Papa Juan Pablo II, durante una visita realizada en 1998, encontrándose frente a la Sábana, pronunció palabras parecidas: «Dado que no se trata de una materia de fe, la Iglesia no tiene competencia específica para pronunciarse sobre esas cuestiones. Encomienda a los científicos la tarea de continuar investigando para encontrar respuestas adecuadas a los interrogantes relacionados con este lienzo que, según la tradición, envolvió el cuerpo de nuestro Redentor cuando fue depuesto de la cruz»
Procedente de la palabra griega “Sidon” (sudario), la Sábana Santa, llamada en italiano “Sacra Sindone” y conocida mundialmente como “El Sudario de Turín”, es un lienzo de lino rectangular, de 436 cm de largo y 110 cm. de ancho, y tejido a espina de pescado. Sobre un mismo lado de la tela son impresas las huellas frontales y dorsales de un hombre muerto después de haber sido crucificado.
Cúpula de la Capilla de la Sábana Santa (Cappella della Sacra Sindone o Cappella del Guarini)La capilla se encuentra en el centro de dos edificios distintos, por un lado la catedral (Il Duomo) y por el otro, el Palacio Real, construido sobre el antiguo Palacio Episcopal, denominado Palacio de San Juan (Palazzo di San Giovanni), hasta que a partir de 1562 pasa a ser el palacio de los Duques de Saboya una vez convertida Turín en la nueva capital de sus estados. Desde 1562, varios arquitectos, comenzando con Ascani Vittozzi, contribuyeron a reformar la fachada del palacio, hasta que en 1656, el arquitecto Amadeo di Castellamonte finalizaría las obras de remodelación hasta dejarla como la podemos encontrar actualmente.
Cúpula de la Capilla de la Sábana Santa (Cappella della Sacra Sindone o Cappella del Guarini)
Sería el día 1 de junio de 1694 cuando se trasladaría solemnemente la Síndone a un altar de mármol negro y estilo barroco, construido por el arquitecto Antonio Bertola en el centro de la Capilla de la Síndone de Guarino-Guarini, el cual es conocido como “el Sepulcro”. Sobre este altar, todo él rodeado por una grupo de ángeles de bronce, se colocó un pedestal sosteniendo una urna rectangular de mármol con sus cuatro caras acristaladas. En el interior de esta urna acristalada, se colocó un enrejado doble, el primero que a modo de puerta necesitaba dos llaves para ser abierta, y la segunda y más interna que se abatía horizontalmente y presenta tres cerraduras. Sólo podían abrirse las puertas enrejadas que miraban al Palacio Real.
En su interior, había dos cajas más, la primera constituida de láminas de hierro y la segunda, contenida dentro de la primera, la que albergaba la Reliquia. Sobre la urna acristalada, coronando la parte más alta del altar se dispone una cruz aureolada flanqueada por ángeles.