Las costumbres religiosas en Japón, están profundamente relacionadas con la vida cotidiana de esta población. Es por eso que cuando un visitante llegue a este país a través de los vuelos a Tokio puede identificar que las vivencias dependen de las costumbres que éstos tengan.
Sin embargo, la mayoría de los japoneses no están afiliados a una religión en particular. Aunque sí incorporan varias características de muchas religiones en su vida cotidiana, es un sincretismo con el que logran desarrollar una mejor vida espiritual. Es por eso que se pueden identificar varias celebraciones a lo largo del año y que pertenecen a las distintas religiones: el budismo, el cristianismo y la religión shinto.
Quizá la religión que más se practica en Japón es el Shinto, una práctica religiosa propia nacida en el país, por lo que es exclusiva de este lugar.
Fue la única religión que existía antes de la llegada del budismo a Japón y marcó notablemente la mitología japonesa. Involucra una religión politeísta que se realiza en los templos shinto o jinja y que se basa en cuatro afirmaciones: tradición y familia, amor a la naturaleza, purificación y la celebración de las festividades tradicionales.
No posee ningún canon o libro sagrado y una de sus características es que es una religión que no está interesada en acrecentar su número de fieles, por ende dicha religión no se ha expandido a nivel mundial. Fue una religión estatal desde la Era Meiji hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, y en esa época proscribía otras religiones, sobre todo con el budismo japonés, religión que estaba muy asimilado con éste y que se le intentó separar su práctica en vano.
Dentro de las otras prácticas, el budismo japonés es la practicada mayoritariamente. Las ramas más practicadas en Japón en la actualidad son aparte del zen, el Jōdo Shinshū y el Jōdo Shū, que son escuelas liberales pertenecientes a la rama del budismo de Tierra Pura y que no obligan a la vida monástica dentro de su culto; y el budismo nichiren.
El cristianismo es introducido a Japón en 1549. Prácticamente acabó un siglo más tarde, sobreviviendo sólo en el área aislada alrededor de Nagasaki; fue presentado de nuevo a finales del siglo XIX y se extendió despacio. Actualmente esta religión tiene 1,4 millones de fieles, que incluyen un alto porcentaje de personas importantes en la educación y asuntos públicos.
Otras religiones que han tenido cabida en Japón son el judaísmo, el hinduismo y en menor medida, el islamismo.