En Monsanto – La aldea más portuguesa de Portugal – donde el clima marca la transición entre el norte y el Sur y las raíces se mantienen intactas, se encuentra el Parque Forestal – de una extensión de más de mil hectáreas-, hoy, afortunadamente se encuentra preservada de la presión de la urbe que lo rodea.
Monsanto brinda una “puerta de escape” de la gran urbe a los lisboetas y turistas. Además de ser un gran “pulmón” natural para la ciudad, es un reencuentro con la naturaleza preservada en un ambiente muy céntrico de la ciudad. Descubrimos la vida animal y vegetal, nos tomamos un recreo con los niños y a la vez nos liberamos del stress de la gran ciudad.
Se creó en 1934, está totalmente cubierto de pinos y otras plantas comunes en el bosque natural de Portugal: robles, alcornoques, encinas y otras variedades que realzan la diversidad de su paisaje.
También tenemos la oportunidad de observar a aves nativas en su hábitat natural y algunas otras de visita en sus rutas migratorias.
Recientemente se han incorporado las ardillas al parque. Este simpático animal está en proceso de ambientación, ya que se encontraba extinguido en Portugal desde hacía varios siglos.
En fin, una visita a Monsanto es imperdible… no sólo para entretener a los niños, como una escuela de Naturaleza, sino también como fuga del stress cotidiano. Encontramos de todo para disfrutar a lo grande restaurantes, miradores, piscinas, un centro hípico, caminos peatonales, etc.